martes, 12 de mayo de 2020

¿SE PUEDE PREDECIR UNA PANDEMIA?

Ramón Sierra Córcoles
Anestesiólogo


Desde mi nacimiento y, por supuesto, desde el primer instante en que comencé a percibir el mundo, mi padre me enseñó a ser un patriota. Amar la patria, defenderla hasta las últimas consecuencias, era el primer artículo en el código de honor de cualquier persona que se preciara a sí mismo. 
Ahora, a mi vejez, mientras medito sentado en el banco de cualquier  jardín y veo cómo se oculta el sol, no puedo evitar que una lágrima rebelde se escape de mis cansados ojos y riegue el albero que hay bajo mis pies al pensar en estos hombres y mujeres que, sin saber  en base a qué odio malsano, quieren destruirla. 
Busco respuestas, empecinadamente busco y rebusco en las entrañas de mis pensamientos más recónditos. Creo encontrarlas, no resulta difícil dar con ellas. El diagnóstico está hecho,  lo auténticamente difícil es el tratamiento, porque tratar a un corrupto no es tarea fácil.  Una mayoría de los políticos que han tenido el honor de alcanzar el privilegio de dirigir nuestro País, han sido unos incapaces, corruptos y depravados que solo miraron su beneficio personal o de partido sin molestarse jamás en España y los españoles. 
Entre mis libros no faltan aquellos narradores de épicas como el “Cantar de Mío Cid”.  
¿Leyenda histórica? 
 ¿Invento de mendaces juglares pendientes de un óbolo para comer ese día?  
No entraré en tal discusión. Solo valoro la emoción que me producen cuando los leo.  
El verso 20 del Cantar de Mío Cid reza así: ¡Dios que buen vassallo! ¡Si oviesse buen señor! 
¡Qué pena de españoles! 
¡Cuánto mal hemos tenido que hacer! 
¡Qué deuda tan grande hemos debido acumular  en esta vida o en otras anteriores, si es que pudo haber sido así, para tener a través de los siglos tantos gobernantes, políticos indignos, sinvergüenzas y corruptos. 
¡Dios que buenos vassallos si oviessen buen señor! 

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