martes, 12 de mayo de 2020

LA VACUNA DEL CORONAVIRUS


Luis Vázquez Segado.
Alumno de 6º de EGB
(Mi nieto)

            
En 2019, en Wuhan, China, apareció un nuevo virus de la familia coronavirus  que se ha denominado como SARS-CO02. No tardó en expandirse y en marzo de 2020, se consideró pandemia mundial debido al número de infectados en diversos países. 
  Hay muchas maneras de combatir una pandemia, la mejor forma es la vacuna.  En mi opinión, las vacunas tienen sus partes buenas y sus partes malas, por ejemplo, prepara defensas para nuestro cuerpo en caso de virus, hace que los efectos sean más leves… pero también puede tener efectos secundarios o que sean excesivamente caras, por eso hay corrientes de pensamiento que defienden que el sistema inmunitario (O sea, el sistema de defensa de nuestro cuerpo) se pueda preparar por sí solo la defensa. Mucha gente generosa como Bill Gates  y fundaciones como Atresmedia han conseguido recaudar millones de euros y gracias a esas donaciones, se está trabajando en 77 investigaciones para desarrollar la vacuna desde muchos laboratorios y centros de investigación. Hasta ahora están probando hasta seis posibles vacunas contra el coronavirus, China, por su parte, es uno de los países con las investigaciones más avanzadas. En España, se han desarrollado dos de las seis posibles vacunas que todavía no han llegado a las pruebas con personas. Yo, personalmente, estoy muy agradecido a las personas y las fundaciones que han conseguido tanto dinero para la investigación de la vacuna que acabe con esta pesadilla.
Aunque no se haya encontrado una cura todavía, la mejor vacuna que tenemos es quedarse en casa y apoyar a la gente que está dando la vida por nosotros.
                                                                      


AS-SALAM ALAYKUM, SHALOM ALEIJEM


Ramón Sierra Córcoles
Anestesiólogo

La Paz sea con vosotros.
Mi amor, pasión desenfrenada por una tierra que cuanto más me aproximo a ella, menos conozco. Siria-palestina Adriana, lugar donde crecen las flores regadas con sangre desde el albor de los tiempos.
Caminos plantados con túmulos que SÍN, la luna hecha diosa, hace relucir por las noches para rememorar las hazañas de tus guerreros muertos y que llegue hasta nosotros su resplandor.
¡Cuán grande es mi deseo de profundizar en tu historia, ahíta de raíces culturales y religiosas!
¡Qué angustia me produce que sean ignorados tus secretos y qué temor que no lleguen a conocerse los tesoros que reposan bajo tus ardientes arenas!
Tierra-referencia para el que pierde la orientación en su camino y olvida su significado, marginando la historia para caer y, de nuevo, tener que repetirla.
Tierra donde millones de seres se dieron alguna vez la paz y ahora se matan sin compasión.
Israelitas, que buscan en sus áridos campos la fuerza de Eleazar benYair y que les legó junto con su voluntad irreductible de no olvidar la historia y así no tener que repetirla.
Palestinos, condenados a la miseria mientras esperan un nuevo caudillo, su nuevo Saladino, que con cimitarra en mano devuelva al Islam todo lo que reclama. 
Dos pueblos hermanos de religión diferente que cabalgan en sus corceles rojo y bayo dispuestos a destruirse. Un conflicto que ya dura demasiado tiempo y ha causado demasiado dolor. 
Mientras tanto, los auténticos responsables permanecen sentados en platea contemplando el sangriento espectáculo.


¿Y la ONU? La ONU a lo suyo, es decir, a NADA. Ella pone las cartas, los demás, los muertos.

¡DIOS QUE BUEN VASSALLO! ¡SI OVIESSE BUEN SEÑOR!

Ramón Sierra Córcoles
Anestesiólogo


Desde mi nacimiento y, por supuesto, desde el primer instante en que comencé a percibir el mundo, mi padre me enseñó a ser un patriota. Amar la patria, defenderla hasta las últimas consecuencias, era el primer artículo en el código de honor de cualquier persona que se preciara a sí mismo. 
Ahora, a mi vejez, mientras medito sentado en el banco de cualquier  jardín y veo cómo se oculta el sol, no puedo evitar que una lágrima rebelde se escape de mis cansados ojos y riegue el albero que hay bajo mis pies al pensar en estos hombres y mujeres que, sin saber  en base a qué odio malsano, quieren destruirla. 
Busco respuestas, empecinadamente busco y rebusco en las entrañas de mis pensamientos más recónditos. Creo encontrarlas, no resulta difícil dar con ellas. El diagnóstico está hecho,  lo auténticamente difícil es el tratamiento, porque tratar a un corrupto no es tarea fácil.  Una mayoría de los políticos que han tenido el honor de alcanzar el privilegio de dirigir nuestro País, han sido unos incapaces, corruptos y depravados que solo miraron su beneficio personal o de partido sin molestarse jamás en España y los españoles. 
Entre mis libros no faltan aquellos narradores de épicas como el “Cantar de Mío Cid”.  
¿Leyenda histórica? 
 ¿Invento de mendaces juglares pendientes de un óbolo para comer ese día?  
No entraré en tal discusión. Solo valoro la emoción que me producen cuando los leo.  
El verso 20 del Cantar de Mío Cid reza así: ¡Dios que buen vassallo! ¡Si oviesse buen señor! 
¡Qué pena de españoles! 
¡Cuánto mal hemos tenido que hacer! 
¡Qué deuda tan grande hemos debido acumular  en esta vida o en otras anteriores, si es que pudo haber sido así, para tener a través de los siglos tantos gobernantes, políticos indignos, sinvergüenzas y corruptos. 
¡Dios que buenos vassallos si oviessen buen señor! 

¿SE PUEDE PREDECIR UNA PANDEMIA?

Ramón Sierra Córcoles
Anestesiólogo


Desde mi nacimiento y, por supuesto, desde el primer instante en que comencé a percibir el mundo, mi padre me enseñó a ser un patriota. Amar la patria, defenderla hasta las últimas consecuencias, era el primer artículo en el código de honor de cualquier persona que se preciara a sí mismo. 
Ahora, a mi vejez, mientras medito sentado en el banco de cualquier  jardín y veo cómo se oculta el sol, no puedo evitar que una lágrima rebelde se escape de mis cansados ojos y riegue el albero que hay bajo mis pies al pensar en estos hombres y mujeres que, sin saber  en base a qué odio malsano, quieren destruirla. 
Busco respuestas, empecinadamente busco y rebusco en las entrañas de mis pensamientos más recónditos. Creo encontrarlas, no resulta difícil dar con ellas. El diagnóstico está hecho,  lo auténticamente difícil es el tratamiento, porque tratar a un corrupto no es tarea fácil.  Una mayoría de los políticos que han tenido el honor de alcanzar el privilegio de dirigir nuestro País, han sido unos incapaces, corruptos y depravados que solo miraron su beneficio personal o de partido sin molestarse jamás en España y los españoles. 
Entre mis libros no faltan aquellos narradores de épicas como el “Cantar de Mío Cid”.  
¿Leyenda histórica? 
 ¿Invento de mendaces juglares pendientes de un óbolo para comer ese día?  
No entraré en tal discusión. Solo valoro la emoción que me producen cuando los leo.  
El verso 20 del Cantar de Mío Cid reza así: ¡Dios que buen vassallo! ¡Si oviesse buen señor! 
¡Qué pena de españoles! 
¡Cuánto mal hemos tenido que hacer! 
¡Qué deuda tan grande hemos debido acumular  en esta vida o en otras anteriores, si es que pudo haber sido así, para tener a través de los siglos tantos gobernantes, políticos indignos, sinvergüenzas y corruptos. 
¡Dios que buenos vassallos si oviessen buen señor!